martes, 20 de diciembre de 2011

Crónica de domingo

El fin de semana en Parque Rodó, pude deleitarme viendo gente e imaginando vidas detrás de caras.
Pero la realidad superó la imaginación y no podía escuchar mis demencias por la fuerza que hacía el ruido de lo que estaba pasando.
Se trataba de un grupo de hombres aprendiendo a tocar candombe.
Lo maravilloso comenzó muy pronto, cuando una señora irradiaba alegría siendo la bailarina del grupo. 
Una extranjera, muy rubia y durísima quiso aprender a bailar, mientras la amiga uruguaya le pedía a la "profesora": "hablale despacito que te entiende".
A todo esto se sumó al grupo un sr. con un megáfono, que los invitaba a los músicos a cantar murga.
El director amablemente le pidió que se retirara, así podía continuar con su ensayo.
Ya cansado el pobre hombre de tanta distorción, gritó: "nooo muchachos, no nos puede pasar esto!!". Ahí varios rompieron filas y prefirieron seguir tomando mate con sus familias.
No faltó el perro que mitad se emocionaba y orinaba sobre los músicos, mitad se asustaba y ladraba.
Fue un show perfecto, donde no faltó nada...

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